Las almendras, nueces, avellanas, entre otros, forman parte del grupo de alimentos denominados frutos secos. Se caracterizan por tener una baja proporción de agua (10%), y de hidratos de carbono (4%) y por ser sumamente ricos en grasas, sobretodo en ácidos grasos monoinsaturados (AGM) y ácidos grasos poliinsaturados (AGP). Destacar que no contienen colesterol y que poseen una cantidad moderada de fibra(14%) y proteínas(20%). A todo esto hay que añadir su rico aporte en vitaminas del grupo B (B1, B2,B6, niacina y fólico) y E y minerales como el calcio, magnesio (sobre todo en almendras) y potasio.
Su ingesta recomendada ronda las 3-7 raciones a la semana, siendo cada ración de unos 20-30 gramos, lo que equivale a unas 4-7 unidades dependiendo del tamaño.
A pesar de lo que tradicionalmente se escucha, su ingesta de forma moderada no provoca un aumento de peso, sino incluso lo contrario. El porqué, se debe a que al aumentar el consumo de estos alimentos, disminuye la ingesta de otros menos sanos y muy calóricos. Además, no debemos olvidarnos del poder saciante que aporta la fibra.
Por si fuera poco, su consumo nos reporta otros beneficios:
- Su alto contenido en AGM y AGP, ayudan a disminuir el colesterol total y el LDL colesterol (popularmente llamado colesterol «malo»), lo que les concede función cardioprotectora.
- Disminuyen un 30% el riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o de muerte debido a causas cardiovasculares, como podemos comprobar en el estudio PREDIMED
- Son una buena alternativa a las proteínas animales
Así que no te lo pienses más e incluye en tu dieta estos ricos alimentos, bien en ensaladas, en el desayuno o como ten ten pie. Eso sí, siempre lo más natural posible, dejando a un lado los salados o recubiertos con miel.